El mejor anuncio de Nike posible, ésta es la mejor forma de describir esta cinta donde Ben Affleck nos intenta transportar a los 80 para ver la gestación del fenómeno Jordan desde el punto de vista de una de las mayores multinacionales e iconos de cultura pop actuales.

El foco de atención no se centra en el considerado por muchos como el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, si no que lo hace en un ojeador deportivo de institutos y empleado de Nike, Sonny Vaccano, quien en busca de dar un impulso que les ponga por delante de la competencia, lo apuesta todo a Michael Jordan, quien en esta película servirá más que como personaje, como un mcguffin, dejando ese papel a su madre Deloris Jordan.

El ritmo de esta película es lo mejor de ella, como nos tiene acostumbrados Ben Affleck en sus otras obras, sabe lo que quiere y como lo quiere contar. El ritmo vertiginoso acompañada de una banda sonora reminiscente de esos años y el no pararse mucho en el drama (ya que todos conocemos en mayor o menor medida el desenlace que nos aguarda) son las mayores armas del director aquí.

Si bien la película no deja de ser otra de tantas obras americanas deseosas de vender la filosofía del sueño americano y que el ritmo mencionado anteriormente a veces deje cambios de planos confusos y hasta gratuitos, es muy entretenida, para nada conformista, acompañada de grandes actuaciones y la mejor manera de conocer el origen de el contrato que lo cambió todo.

Jaume Tortella