Un cine, el Empire, que sirve como refugio para los cuales encuentran demasiado hostil el mundo real.
Un cine, el Empire, que nos recuerda a todas aquellas viejas salas, majestuosas y elegantes, que viven melancólicas recordando los grandes estrenos de tiempos mejores.
Un cine, el Empire, a través del que Sam Mendes rinde tributo a la magia del cine.
Emoción, elegancia, melancolía y clasicismo en su particular carta de amor en el cine que, una vez más, consigue que Olivia Colman brille con luz propia.
Una película ideal para amantes del cine y de las salas. Una película perfecta para constatar la oscuridad que reinaría en un mundo sin cines.
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